Cojera en niños
Es muy frecuente la visita en consulta por la preocupación de los padres debido a la percepción en sus hijos de ciertos signos, posturas o situaciones en la biomecánica que muchos de ellos quizás entren dentro de la normalidad. Pero es cierto que hay que estar alerta en todo momento y realizar una exploración detallada junto a la anamnesis previa para descartar precozmente cualquier tipo de anomalía que pueda presentar.
En primer lugar es necesario definir la normalidad para poder así determinar qué es patológico:
- La marcha normal tiene una fase de apoyo en el que uno o ambos pies están en contacto con el suelo, y una fase de balanceo en la que uno de ellos toca el suelo y el otro miembro avanza.
- Es hacia los dos años de edad donde comienzan a tocar el suelo con el talón tras haber comenzado una marcha en puntillas. A partir de los 3 o 4 años es cuando adquieren la marcha normal.
La cojera en niños es un patrón de marcha anormal en la que las cargas se desplazan hacia el miembro que no está afectado para así disminuir el dolor y la inestabilidad del contrario. Tiene una incidencia descrita de 1,8 casos por 1.000. Esta cojera abarca diferentes etiologías como puede ser dolor, una alteración biomecánica, alteración morfológica… originada en la columna vertebral, pelvis o los miembros inferiores.
Ocasionalmente, está causada por patologías que requieren de un tratamiento urgente como en el caso de artritis sépticas o leucemias y otras neoplasias infantiles.
Hay varios tipos de cojera:
- Marcha antiálgica: en la que se reduce el tiempo de apoyo del miembro afecto, huyendo del dolor.
- Trendelemburg: debido a una debilidad del glúteo medio de la pierna contraria.
- Atáxica: por enfermedad neurológica
- Estepaje: dificultad de la dorsiflexión del pie
- De circunducción, de puntillas (o en equino) debido a contracturas musculares, espasticidad…
Es importante realizar una buena historia clínica junto con una exploración exhaustiva para descartar problemas más graves.
La mayoría de las cojeras en niños tienen que ver con una marcha antiálgica por causas no patológicas como dolor en el crecimiento, objetos extraños en el calzado, verrugas plantares… y caminan huyendo del dolor.
Otras causas de cojera en niños acompañada de dolor que sí tenemos que valorar detenidamente para prevenir que evolucionen y detectarlas así lo antes posible y tratarlas a tiempo. Un error o atraso en el diagnóstico etiológico puede dar lugar a importantes secuelas funcionales:
El tratamiento varía en función de la edad del niño y la etiología de la cojera que presenta, desde estiramientos o tratamiento conservador hasta el paso por cirugía.
Por ello, se requiere vigilar al niño desde que comience a caminar entre los 1 y 3 años para poder dar un diagnóstico correcto y así un tratamiento adecuado a la patología que pueda presentar.
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